RESEÑA DEL LIBRO SIETE LECCIONES Y MEDIA SOBRE EL CEREBRO DE LISA FELDMAN BARRETT

            En el prólogo, la autora de este libro, la doctora en neurociencia Lisa Feldman Barrett, nos tranquiliza diciendo que esto no se trata de un sesudo tratado científico sino de una serie de ensayos de carácter divulgativo aptos para legos en la materia, destinados a entretener  y azuzar la curiosidad de los lectores. Nos explica también que la “media lección” a la que alude el título del libro se refiere a una pequeña pincelada al respecto de la evolución del cerebro humano. Esta media lección se titula “Nuestro cerebro no está hecho para pensar”, y es tan interesante como suena, y, efectivamente, estimula la curiosidad y te deja con las ganas de querer saber más.

            Por lo que parece, los humanos (y todos los animales) tuvimos un ancestro común hace 500 millones de años que se reducía a un gusanito marino con un estómago y una boquita. Sin ojos, sin extremidades… y sin cerebro. ¿Cómo llegó a evolucionar nuestro cerebro de un origen tan modesto? Y sobre todo, ¿por qué?  El cómo puede ser explicado por la biología evolutiva. El porqué, sin embargo, no tiene respuesta, “puesto que la evolución no actúa con propósito alguno
   Creo que, a partir de aquí, voy a comentar los siete ensayos de manera individual.

 Lección 1: Tenemos un cerebro (no tres)

            Hace unos 2400 años, Platón dividió simbólicamente al cerebro en tres partes: los instintos básicos, las emociones y el pensamiento racional. Los científicos modernos, siguiendo con este modelo de tres capas, denominaron “cerebro reptiliano” a esa parte instintiva, “sistema límbico” a esa parte que regula nuestras emociones y “neocórtex” a la parte racional. Pero “los cerebros humanos no funcionan así”, nos dice la doctora Feldman Barrett. Esta idea de un cerebro trino, deudora de Platón pero a su vez moderna y científica (desarrollada y popularizada en el siglo XX) es demasiado bonita para ser cierta. La lucha interior entre nuestros pensamientos, el lado racional dominando a los instintos primarios, y viceversa… Es una idea muy literaria y cinematográfica, pero no necesariamente verdadera. Ya en los años 90 del pasado siglo había sido rechazada por los científicos, aunque persiste a nivel popular.

            Nuestro cerebro se reorganiza a medida que evoluciona, no desarrolla partes extras para añadir más racionalidad que la de los animales. Tenemos neuronas cerebrales al igual que los demás mamíferos, y un cerebro proporcional a nuestro tamaño, igual que los demás mamíferos. La diferencia es que algunas etapas del desarrollo de nuestras neuronas son más largas que las de otros mamíferos. Nosotros podemos pensar y crear, inventar y manipular nuestro entorno mucho mejor que los demás animales, pero no podemos levantar 50 veces nuestro peso, volar, respirar bajo el agua o regenerar miembros como sí pueden hacer otros animales. Además, las claras divisiones entre racionalidad, emociones básicas instintivas, etc., se entremezclan a poco que se pongan en cuestión.     

Lección 2: Nuestro cerebro es una red

El cerebro humano es un conjunto de partes interconectadas de 128.000 millones de neuronas que se comunican entre sí todo el tiempo, un poco como una red de aeropuertos que nos llevan de un avión a otro, facilitando los trasbordos.  La metáfora aérea se muestra muy eficaz a lo hora de explicar un poco el funcionamiento de las neuronas. Variables como líneas aéreas, pilotos, modelos de aviones, etc…  también juegan su papel en la metáfora.

Lección 3: Los pequeños cerebros se conectan a su mundo

Un animal recién nacido está mucho mejor preparado para el mundo que un bebé humano. Los genes del recién nacido están guiados por el entorno, naturaleza y cultura están entrelazadas de modo que es difícil determinar qué es qué. Incluso hay genes con los que el bebé no nace, se crean después y proceden del mundo exterior, de bacterias que provocan su desarrollo. El cuidado del bebé estimula sus genes y su desarrollo, activando unas neuronas más que otras (plasticidad), adquiriendo más y más complejidad a medida que se desarrolla (ajuste y poda, lo que se usa se potencia y lo que no, se descarta).

Lección 4: Nuestro cerebro predice (casi) todo lo que hacemos

Nuestra visión del mundo es una construcción de nuestro propio cerebro, y a veces resulta engañosa. El cerebro está programado para iniciar acciones sin ser conscientes de ellas, de ahí que con la experiencia resulte casi automático realizar acciones complejas como desde atarse los zapatos a conducir.

Lección 5: Nuestro cerebro colabora en secreto con otros cerebros

Somos una especie social, hasta tal punto que si mantenemos relaciones sociales estrechas con otras personas, viviremos más tiempo. La cooperación entre cerebros ayuda a que estemos mejor, más sanos. Con actos y palabras influimos en los demás, y viceversa.

Lección 6: Los cerebros configuran más de un tipo de mente

Dependiendo de la cultura en la que nosotros (y nuestros cerebros) nos hayamos desarrollado, tendremos un tipo de mente u otro. Incluso en la misma cultura podemos encontrar diferentes tipos de mentes. Estamos dotados de una compleja red cerebral pero cada cerebro se ajusta y poda en función de su entorno, por lo que no hay una naturaleza humana sino muchas. Esta variación es un rasgo evolutivo fundamental para la supervivencia de la especie humana.

Lección 7: Nuestros cerebros pueden crear realidad

Todos vivimos en una realidad social que puede cambiar rápidamente, y esa realidad social puede ser confundida con la realidad-realidad, nos viene a decir la autora. Lo cierto es que este capítulo final, quizá junto con el anterior, es el que más flaquea. No acaba de explicar convincentemente cómo la realidad social pasa a ser aceptada como realidad, y los ejemplos que da muchas veces se apoyan más en ideas y creencias que en hechos. Paradójicamente da por buenas explicaciones que podrían ser consideradas como realidad social creada en otro contexto. O igual no lo he entendido bien, que todo puede ser.

De todas formas, este es un libro que vale la pena leer e interesará a quien tenga curiosidad acerca de cómo funciona el cerebro, está escrito con algo de humor y de manera directa e inteligible.